miércoles, 4 de enero de 2017

en el fondo lo sabías

¿Sabes?
    Escribir en una biblioteca es precioso.
He vuelto a casa después de una buena dosis de autodestrucción entre papeles, y no hay nada como eso. Llegar a casa y que mi pijama sea la ropa que te dejaste. Oler a ti. Tumbarme en la cama. Envolverme con ese aroma tuyo que pulula por estas cuatro paredes -que se me vienen encima desde que lo único tuyo que existe es el recuerdo-. Y cerrar los ojos.
    ¿Y sabes? 
Todavía me acuerdo de tus lágrimas por mis dedos -frenado su suicidio por tu cara-. De tu boca succionándome hasta el alma.
                                                                 Y a ti, retorciéndote del orgasmo.
                                                                  En mi clavícula. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario