Y
que cierres los ojos
y no encuentres mi rostro;
que revivas nuestra calle
y no encuentres mi rostro;
que revivas nuestra calle
y
no divises claro
lo que hubo ahí
pero tus huesos chasqueen incómodos.
Que
leas mi nombre
en la placa de cualquier recepcionista
y luches por refrescarte
con mi olor
-que se alejó hace años,
y nunca te encantó tanto otra fragancia-.
Que
tu hirsuta cabellera
no distinga el calor
de ningunas manos nuevas,
desde que las mías te soltaron.
Que
desintegres todas las camas
buscando mi risa
sabiendo que solo queda
el eco intangible
que te conduce al delirio.
Que
desconsoladamente trates
de arrancarte el corazón de cuajo
para dejar de vagar en un recuerdo
que te ha dejado hueco y roto.
Y
que me encuentres;
coloques mi rostro,
retumbe de nuevo mi risa vil en tus tímpanos,
revivas mi tacto en tus sienes,
halles mi estatura en esa plaza
y huelas otra vez
cada recoveco de mi alma.
Y
que pienses en mí,
como si tu delirio y el mío
hubieran sido un espejo
todos estos años
y digas:
nunca
un fantasma pudo estar más vivo.
lo que hubo ahí
pero tus huesos chasqueen incómodos.
en la placa de cualquier recepcionista
y luches por refrescarte
con mi olor
-que se alejó hace años,
y nunca te encantó tanto otra fragancia-.
no distinga el calor
de ningunas manos nuevas,
desde que las mías te soltaron.
buscando mi risa
sabiendo que solo queda
el eco intangible
que te conduce al delirio.
de arrancarte el corazón de cuajo
para dejar de vagar en un recuerdo
que te ha dejado hueco y roto.
coloques mi rostro,
retumbe de nuevo mi risa vil en tus tímpanos,
revivas mi tacto en tus sienes,
halles mi estatura en esa plaza
y huelas otra vez
cada recoveco de mi alma.
como si tu delirio y el mío
hubieran sido un espejo
todos estos años
y digas:
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