de las magulladuras de una manada.
Un lobo solitario, tu ángel de la guarda.
Sabes que te protege,
que es tu hogar;
de los tuyos.
Pero siempre piensas en todos aquellos lobos;
furiosos;
desgarrando cada una de tus piezas
con sus colmillos.
Devorándote.
También sabes que ahí
reside el peligro;
es el elemento del que huir.
Si te quedas no sobrevives.
(...)
Ya lo ves:
un lobo bueno,
frente a una manada.
Cómo resistirse.
Dímelo tú.
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