jueves, 30 de abril de 2020

la guerra de las musas

Robarme mis musas,
el grito más cobarde 
de declararle la guerra 
a la poesía.

[...]

Te llevaste
lo más importante de mí:
lo único
que no pude reinventar 
tras tu marcha. 

Te fuiste y mi vida se quebró;
te fuiste,
y mi vida cobró sentido. 

Mi pena se convirtió en lucha:
los llantos en cuadros;
la rabia, 
en versos.

Tu cobardía destrozó mi universo 
y después, 
me presentó a una mujer
extraordinaria. 

Todo el olvido 
fue sencillamente,
olvido y
las pesadillas se deshicieron 
con el paso de algunas copas de vino
que me brindaba 
una mujer preciosa 
en el espejo. 

Me hiciste mejor persona
a pesar de tres años
de angustia,
poesía triste 
y espejismos. 

Una deuda
que no puede ser agradecida:

te llevaste lo mejor de la noche,
lo que no depende de mí,
lo único
que no he podido reinventar.  

Te fuiste
y mis musas
corrieron detrás de ti; 
me arrebataste 
mi único instrumento
para registrar
en la posteridad
tu gloria
y tu olvido. 

Todos mis libros 
nacerían de tu recuerdo;
llevarían tu nombre escrito
bajo cada palabra,
cada verso,
y página. 

Ahora mi voz
tiene un micrófono
que llevará el desastre
a cada rincón
en el que duermas. 

Cada esquina 
en la que respires,
y lugar
en el que habites. 


<Me robaste a mis musas
y me declaraste la guerra >