El dolor llovía de tus ojos con rabia, y tus sueños sólo eran recuerdos tapados por una enorme pesadilla.
Has fumado más que siempre.
Tus manos luchaban contra la herida abierta de tu corazón, y tus latidos ya sólo bombeaban sangre.
Y gritado más que nadie.
La impotencia brotaba de tu boca, mientras tus párpados caían.
Hoy, me has demostrado más que nunca. He visto la mejor parte de tu peor lado, y lo he entendido todo, papá.
Hoy, te quiero más que nunca